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La Ley de la Atracción y la Arquitectura. Un artículo sobre domótica y otros temas.

La premisa básica del libro establece que para lograr unos determinados objetivos, uno debe visualizarlos con todo lujo de detalles, debe desear alcanzarlos con toda pasión, y debe actuar de inmediato. De este modo, uno puede lograr cualquier objetivo que desee, incluyendo el más preciado: la felicidad.

En busca de la felicidad, por la arquitectura. Artículo del doctor arquitecto Luis de Garrido

Nunca me han gustado los libros de autoayuda. Para ser sincero, casi todos ellos parecen escritos por desaprensivos oportunistas, que buscan una forma de hacer dinero fácil, dando placebos ñoños a la cada vez mayor masa social que desea que otros les resuelvan sus problemas.

Por este motivo he sido muy reacio a leer la “ley de la atracción”, y otros libros similares. Sin embargo, por razones diversas he tenido la oportunidad de leer el libro hace dos meses, durante un viaje a un pueblo perdido de Cuba. Y debo decir que este libro es diferente, y tiene un gran valor.

La premisa básica del libro establece que para lograr unos determinados objetivos, uno debe visualizarlos con todo lujo de detalles, debe desear alcanzarlos con toda pasión, y debe actuar de inmediato. De este modo, uno puede lograr cualquier objetivo que desee, incluyendo el más preciado: la felicidad.

Soy una persona analítica, escéptica y que baso mi pensamiento en el método científico (analizar, abstraer, normalizar, generalizar, repetir). Y por eso, he de reconocer que decidí finalizar el libro una vez que leí un experimento que relata el autor.

Resulta que se propone cruzar una calle a dos grupos de personas. Al primer grupo se le dice –sin más- que la cruce, y al segundo grupo se le dice que cruce la calle, pero que imagine continuamente que transporta una pesada bola de cañón mientras lo hace. Curiosamente, el grupo de personas a los que se les dijo que se imaginaran cargados con la bola de cañón tardaron más en cruzar la calle.

Hace unos días decidí repetir este experimento con 50 personas, y obtuve los mismos resultados.

Esta prueba muestra la importancia que tienen nuestros pensamientos en nuestro comportamiento. De este modo, pensamientos positivos nos hacen que nos comportemos de un modo tal que, como resultado, nos permite tener más éxito para lograr nuestros objetivos. O lo que es lo mismo, podemos atraer aquello en lo que pensamos continuamente. Si pensamos en la felicidad, obtendremos felicidad. Si pensamos en riqueza, obtendremos riqueza. Si pensamos en salud, obtendremos salud.

Es así de sencillo

Pero soy arquitecto, entre otras cosas, y por ello no puedo evitar el relacionar cualquier experiencia que tengo, con la arquitectura.

Y al relacionar la “ley de la atracción” con la arquitectura, debo reconocer que me he sentido enormemente preocupado. Pero, a la vez orgulloso.

Me he sentido muy preocupado, ya que me he dado cuanta de que el tipo de arquitectura habitualmente utilizado en nuestras viviendas no fomenta la adopción de pensamientos positivos y de felicidad. Al contrario, y por muchas razones, mucha gente no se siente cómoda, ni saludable, ni feliz, en las viviendas que compra.

Los humanos pasamos una media del 98% de nuestro tiempo en espacios cerrados. Por ello, lo que sintamos y pensemos en estos espacios, será lo que condicione nuestros objetivos vitales. En este sentido, la arquitectura se convierte en una caja de resonancia de nuestros pensamientos, nuestros deseos y de nuestras emociones.

Por ello, el tipo de vivienda actual (creo que no hace falta hacer un listado de la gran cantidad de deficiencias y reclamaciones que todos les hacemos) no es la mas conveniente para fomentar nuestros objetivos, y entre ellos nuestra salud y nuestra felicidad.

Cuando compramos una vivienda, o cuando encargamos una vivienda a un arquitecto, generalmente exigimos muy poco. Realmente poco. Y lo mas gracioso es que aquello que vamos a comprar se convertirá en la caja de resonancia que puede permitirnos lograr nuestros objetivos, nuestra salud, y nuestra felicidad. Compramos como si se tratara de un negocio, y solo nos fijamos en trivialidades sin apenas valor (color de las puertas, bancada de la cocina, tipo de suelo,…). Sin embargo, no somos conscientes de las características que deberían tener nuestras viviendas, y nuestros centros de trabajo, para que nos sintamos realmente bien, y de este modo, generar una gran cantidad de pensamientos positivos, que nos conduzcan a lograr nuestros preciados objetivos.

Es evidente que en tan solo unas líneas no es posible enunciar y contrastar las características que debe tener una verdadera “arquitectura de la atracción” (“arquitectura para la felicidad”). Sin embargo, si que me atrevería a señalar un conjunto de cualidades indispensables para lograrla. Podríamos encontrar alguna más, pero sin duda, estas son indispensables:


1. Iluminación natural

Existe una amplia literatura en la que se muestra que en un ambiente de iluminación natural se obtiene un mayor bienestar y mucha mejor salud. Por ello, las viviendas deben diseñarse de tal modo que la iluminación natural llegue hasta el último rincón de la vivienda (sin excepciones), de tal modo que, mientras exista luz solar, se pueda desarrollar cualquier tipo de actividad en cualquier parte de la vivienda, sin necesidad de iluminación artificial. (si es de día, y usted esta leyendo este artículo en una sala con iluminación artificial, empiece a plantearse cambiar de vida, trabajo, y vivienda).

2. Transpirabilidad (ventilación natural continuada)

Cuando uno analiza todos los elementos patógenos de una vivienda (causantes del síndrome del edificio enfermo), uno se da cuenta que uno de los métodos mas generales y efectivos para obtener un mayor bienestar es la ventilación natural. Pues bien, la mejor forma de obtener una ventilación natural continuada (sin pérdidas energéticas), es adoptando paredes porosas. Al igual que nuestra piel, o nuestra ropa, los humanos deberíamos transpirar a través de la piel de nuestras viviendas, para asegurar nuestra salud, nuestro bienestar y nuestra felicidad. Para ello, todos los materiales empleados deben ser transpirables, permitiendo el paso del aire, pero no del agua. Por desgracia, la gran mayoría de los materiales habitualmente utilizados en los muros exteriores no son transpirables (pinturas plásticas, aislantes habituales, morteros mono-capas, morteros con resinas, …), lo que se manifiesta en una sensación de “ahogo”, que nos obliga a abrir las ventanas de forma continuada (con el consiguiente despilfarro energético y pérdida de bienestar), o simplemente a escapar de casa.

3. Sencillez tecnológica

Después de 20 años de ejercicio profesional y de haber utilizado las más altas tecnologías en las viviendas, me he dado cuenta de que cuantos mas artefactos tiene una vivienda, peor nos sentimos. Y es que todos los artefactos tienen necesidad de mantenimiento, y tarde o temprano, se estropean. Y con ello llegan las alteraciones del carácter, la inestabilidad, y las alteraciones nerviosas. Como conclusión, cuanta menos tecnología tenga un edificio, y mas sencilla sea, menos se va a estropear, y mejor nos sentiremos. Los únicos artefactos que tengo en mi vivienda son: un frigorífico, una lavadora, una encimera (no tengo horno ya que no se usa, y consume muchísima energía), un teléfono, dos grifos electrónicos, un ordenador, y una tele. No tengo más, y nunca voy a tener más.

4. Alto nivel de “naturalidad” en los materiales

Otra de las cosas que he aprendido con mi experiencia es que todos los componentes de una vivienda deben haber tenido la menor manipulación posible. Con ello se garantiza el mejor aprovechamiento de los recursos, la menor generación de residuos, y el menor consumo energético. Pero además, con ello se garantiza nuestro bienestar. Un ejemplo me ayudará a explicar esta regla general: es mejor utilizar tablones de madera simplemente aserrados y empapados de aceite vegetal, que utilizar maderas con todo tipo de tratamientos, protecciones y barnices. Este segundo tipo de madera puede contener muchas sustancias tóxicas, no tiene capacidad de autorregulación de la humedad, y no huele ni se percibe como madera… Cuanta menos manipulación hayan tenido los materiales utilizados en una vivienda, más nos acercarán a la naturaleza, y por tanto, se obtendrá un hábitat mucho más saludable.

5. Diseño arquitectónico sencillo y no monótono

En los últimos 5 años, mi lenguaje arquitectónico ha evolucionado muchísimo, y ello me permite obtener viviendas mucho mas interesantes. El objetivo general es obtener unos espacios y unas formas sencillas, pero que cambien continuamente, conforme se vayan moviendo sus ocupantes (dentro de la vivienda y alrededor de la misma). De este modo, las viviendas siempre tienen reservada una sorpresa a sus ocupantes, ya que estos siempre pueden descubrir un juego de formas diferentes, según su punto de vista. Las viviendas nunca aburren, e invitan a sus ocupantes a que las “saboreen”. Y ello aumenta su felicidad.

6. Colores adecuados

Los colores (radiación solar polarizada) tienen una enorme importancia en la salud y en el bienestar de las personas. Por ello, nuestras viviendas deben dejar de adoptar la monotonía del blanco en paredes y techos, y la monotonía de los azulejos de baños y cocinas. En su lugar deberían elegirse con sumo cuidado los colores y materiales empleados. Ello nos hará mucho más felices en cada momento de nuestra existencia.

7. Sensación de seguridad e intimidad

Cada día este punto se hace más importante para conseguir nuestra felicidad, porque cada día tenemos mas atentados contra nuestra intimidad y nuestra seguridad. En los pueblos rurales se logró un equilibrio entre libertad–intimidad, y entre libertad-seguridad, pero en las ciudades muchas veces gana la libertad y la intimidad, a cambio de no tener vida social (no queremos que nadie se entrometa en nuestras vidas), y no tener seguridad (a nuestro vecino no le interesamos). Como consecuencia, tenemos -a la larga- una pérdida de felicidad. Pues bien, ya desde hace tiempo he logrado hacer un tipo de vivienda en la cual sus ocupantes pueden gozar plenamente de la naturaleza, y pueden sentirse muy seguros (utilizando rejas-parasoles bioclimáticos, y usando varias estrategias de seguridad que no puedo escribir, evidentemente). Todo ello, hace que mis clientes logren el equilibrio deseado, y tengan el entorno adecuado para conseguir la felicidad.

8. Variabilidad térmica estacional

Nuestra sociedad de nuevos-ricos-paletos (la que hemos alcanzado en España) hace que nos alejemos cada vez mas de los ciclos vitales de la Naturaleza. Salimos de nuestras casas con aire acondicionado, para subirnos a un coche con aire acondicionado, ir al trabajo con aire acondicionado, comer en un restaurante con aire acondicionado, e ir al cine con aire acondicionado…. Total, llegamos por la noche a casa sin saber que día ha hecho (nos lo tiene que decir el hombre del tiempo para saberlo). Este modo de vida ridículo pasa factura, y es responsable de buena parte de nuestro malestar, ya que cada vez toleramos menos las variaciones térmicas naturales, por lo que cada vez mas nos volvemos mas irritables, dañando seriamente nuestra felicidad. Por ello es aconsejable vivir en una casa bioclimática. Una casa bioclimática nos mantiene frescos en verano (sin are acondicionado), sin dañar nuestra salud, y nos mantiene calientes en invierno (sin costosas calderas y sin apenas consumo energético), de un modo natural. Al salir de casa pues sencillamente nos quitamos ropa, o nos la ponemos. Y ya. Debemos notar algo de frío en invierno, y algo de calor en verano para sentirnos unidos a la Naturaleza. Así seremos más felices (y habremos ahorrado el 90% del dinero).

9. Ausencia de elementos patógenos

Es evidente que no podemos correr el riesgo de rodearnos de ningún elemento patógeno. Pero el problema es que para fabricar muchos materiales de construcción se han utilizado elementos que pueden dañar gravemente nuestra salud. Sencillamente el arquitecto debe conocerlos, y evitarlos. Los materiales mas sospechosos son: ventanas (no poner nunca ni aluminio, ni PVC), aislamientos (no poner ninguno de los habituales, ya que todos son malos), pinturas (no poner pinturas plásticas de ningún tipo), barnices, tratamientos de la madera, algunos plásticos, acabados de muebles, etc… No puedo dar un listado exhaustivo, ya que, por desgracia, la gran mayoría de los materiales que nos rodean en una vivienda perjudican nuestra salud. Por supuesto, en mis viviendas no existe absolutamente ningún material perjudicial para nuestra salud, ya que los elijo cuidadosamente (soy asesor incluso de algunas empresas de barnices y pinturas, para la elección química de sus componentes).

10. Mínimo mantenimiento

Tengo muy claro que una vivienda esta al servicio del hombre, y el hombre debe disfrutarla. Por ello, es importante que tengamos alguna complicidad (tareas del limpieza, arreglo del jardín, pequeñas reparaciones…), pero no mas. Algunas viviendas con tanta tecnología experimental llegan a sacar de quicio a sus ocupantes, ya que los mantienen en estado de semiesclavitud, o sencillamente no funcionan (la totalidad de las casas domóticas hacen esto, y paradójicamente venden la tecnología con la excusa de darnos libertad). Por ello hay que utilizar materiales que no tengan mantenimiento (utilizo mucha madera en mis casas, pero no hay que mantenerlas, olvidémonos de una vez del barniz), hay que disminuir la cantidad de tecnología de nuestras viviendas, y hay que estudiar cuidadosamente el diseño de la casa. De este modo seremos más libres y felices.

Puedo asegurar que cumplir todos los puntos anteriores es una tarea sencilla, siempre y cuando se tengan los conocimientos adecuados, y por supuesto, siempre y cuando se tenga la voluntad de realizarlas.

Los promotores de viviendas no tienen absolutamente ninguna intención de hacer este tipo de viviendas (ya les parece demasiado cumplir con la normativa vigente), ya que su único objetivo es hacer dinero.

Por ello, la única solución es no comprar viviendas, y tomar la decisión de hacérsela uno mismo. De este modo, el dinero que se queda un promotor (un 25% de lo que usted paga) no va destinado a su yate y sus prostitutas habituales, sino que va directamente destinado a financiar la felicidad del propietario. Usted elije.

Si su elección es la correcta, usted tendrá una maravillosa caja de resonancia, con la cual generar los pensamientos positivos que le permitirán que pueda conseguir lo que desee en su vida, y ser feliz.

De este modo, puede que algún día haga a sus amigos el mismo comentario que hizo un médico (exitoso y feliz) en una conferencia de arquitectura en Sevilla (marzo 2008).

Se trata del doctor Rafael Torres, experto en medicina natural y homeopatía, director de la clínica TAO de Valencia. Este médico dio una conferencia sobre el incremento de bienestar, salud y felicidad que se puede conseguir viviendo en una casa ecológica y bioclmática. Al final de su exposición demostró todo lo que dijo con imágenes de su propia vivienda en Navajas (Castellón). Una vivienda bioclimática y domótica. Para finalizar su exposición el doctor Rafael Torres dijo que cuando viajaba, echaba de menos su casa. Sentía una enorme atracción por volver cuanto antes para estar dentro de su casa, y sentirse bien. Su casa le proporcionaba tanta felicidad, que no podía alejarse de ella. (no le oí decir nada de su mujer).

Los 400 asistentes a la conferencia lo escuchaban con envidia. Yo lo escuchaba con orgullo.

Su casa la había diseñado yo.

Luis de Garrido
Doctor Arquitecto, Doctor Informático, Master en Urbanismo
Profesor invitado en el Massachussets Institute of Technology (MIT). USA
Presidente de la Asociación Nacional para la Arquitectura Sostenible (ANAS)
Director del Master en Arquitectura Sostenible (M.A.S.)
degarrido@ono.com