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Numerosos estudios avalan los efectos terapéuticos de la acupuntura.

Así, en los últimos años, un gran número de investigaciones confirman que ante la estimulación con acupuntura, se activan diferentes zonas del cerebro, liberándose neurotransmisores y neurohormonas, como las beta-endorfinas, serotonina dopamina…, que son imprescindibles para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y son analgésicos naturales
Cada vez son más las personas que se decantan por medicinas complementarias para poner solución a sus problemas de salud. También son numerosos los estudios que confirman los efectos reales, y no psicológicos, de este tipo de tratamientos. Tal es el caso de la acupuntura.
El Dr. Beltrán Carrillo, médico especialista en Geriatría y Acupuntura, lleva ejerciendo como tal durante los últimos 15 años, en los que ha sido testigo de cómo esta disciplina, procedente de China, ha sido ampliamente introducida en los distintos sistemas sanitarios occidentales.
Así, en los últimos años, un gran número de investigaciones confirman que ante la estimulación con acupuntura, se activan diferentes zonas del cerebro, liberándose neurotransmisores y neurohormonas, como las beta-endorfinas, serotonina dopamina…, que son imprescindibles para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y son analgésicos naturales. Una de las indicaciones más habituales de la acupuntura es el dolor, casi de cualquier tipo. Se sabe que la acción de esta técnica está directamente relacionada con la activación, principalmente, de dos estructuras nerviosas: la amígdala y el hipotálamo (aunque estas no son las únicas zonas nerviosas que se activan). En la actualidad, numerosos estudios correlacionan las distintas indicaciones de la acupuntura con sus vías anatómicas y neurológicas, dando una explicación científica bajo el punto de vista del conocimiento actual.
La amígdala, que pertenece al sistema límbico, situado en el cerebro, es decisiva para procesar emociones, sobre todo, miedo y comportamientos defensivos causados por el dolor. “Los pacientes con dolor crónico tienen una alta actividad en la amígdala; con la acupuntura, ésta disminuye, aminorando el dolor”, indica el Dr. Carrillo. Asimismo, su actuación sobre otras zonas del sistema límbico permite explicar las bases fisiopatológicas de la acupuntura al tratar otras patologías distintas al dolor, como las nauseas y los vómitos (tanto en embarazos como en quimioterapia), el asma, el control de la drogadicción…
La acupuntura activa una glándula cerebral que se encarga de regular el apetito, la temperatura, el sueño y gran parte de las funciones neurohormonales, llamada hipotálamo. Bajo los efectos de la acupuntura, el hipotálamo regula el apetito, los trastornos del sueño, inhibe las inflamaciones, calma el dolor, mejora síntomas de menopausia, infertilidad…
A todo ello, hay que añadir que los efectos de la acupuntura y por tanto la activación del hipotálamo se mantienen en el tiempo, incluso cuando se deja de asistir a las sesiones de acupuntura, tal y como se comprueba en las imágenes obtenidas por resonancia magnética funcional. “Este beneficio sostenido de la acupuntura es la que se observa a diario en la práctica clínica”, según el Dr. Carrillo.
Algunos de los principales estudios
Las primeras investigaciones sobre las bases neurofisiológicas de la acupuntura comenzaron en los años 70, referidas su actuación como analgésico. Esta primera aproximación obtuvo como resultado la demostración, tanto en animales como en humanos, de su acción como un estimulante del sistema nervioso central lo que activa las múltiples vías que posee el organismo para combatir el dolor.
Desde esta primera evidencia, cientos de estudios, siguiendo varias líneas de investigación, han reforzado esta relación. Así, los efectos de la estimulación con acupuntura sobre el sistema nervioso central demuestran la existencia de distintos mecanismos responsables de los efectos obtenidos. En los datos de imagen neuronal, se observan que ciertos niveles se pueden activar con el empleo de puntos de acupuntura ampliamente aceptados para indicaciones dolorosas y no dolorosas”, explica el Dr. Carrillo. Por ejemplo, en un estudio de la Universidad de Pennsylvania, se observó que pacientes con dolor crónico miofascial (enfermedad que afecta a los músculos), que no habían obtenido resultados con los tratamientos convencionales, percibieron una mejora significativa del dolor. Gracias a la Tomografía Computerizada con Emisión de Positrón Simple (SPECT), en este caso, se midieron los cambios en la actividad metabólica y del tronco cerebral durante las sesiones que se producían en el grupo de pacientes tratados con acupuntura y no se observaban estos cambios en el grupo no tratado.
Otras investigaciones, como la del Dr. Cho y su equipo, mediante resonancia magnética funcional, han identificado cómo áreas específicas del cerebro, que se encargan de la visión, se activaban en respuesta al estimulo de puntos de acupuntura en el pie, igual que si se les realizaran estímulos de luz en los ojos. Se demostró así cómo el efecto de la acupuntura actúa de forma objetiva y real en el sistema nervioso.
Por su parte, el Dr. Han empleó dos grupos de pacientes para su estudio sobre la modulación de la acupuntura en el sistema límbico: a uno se le aplicó acupuntura real; mientras el otro fue un grupo de control al que se le aplicó un estímulo, sin acción terapéutica y sin que ellos lo supieran, sobre el mismo punto a estudiar. Los resultados, medidos con resonancia magnética funcional, fueron concluyentes: mientras que en las personas a las que se les aplicó acupuntura, se observó una extensa señal en tejidos cerebrales profundos, en aquéllas que formaban parte del grupo de control, la señal fue escasa o nula.
Por lo tanto, gracias a los medios científicos actuales se han podido medir y demostrar las bases neurofisiológicas de la acupuntura y que su acción puede aplicarse en la mejora de muy diferentes patologías, y no sólo las relacionadas con el dolor, como en dependencias a drogas o tabaco y en trastornos psiquiátricos, además de en oncología, menopausia, vértigos, náuseas y un largo etcétera”, confirma el Dr. Beltrán Carrillo.

Acerca del Dr. Beltrán Carrillo

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, el Dr. Carrillo se especializó en Geriatría aunque, por tradición familiar, terminó decantándose por el ejercicio de la acupuntura, en la que es Magíster por la misma Universidad. Tras trabajar como geriatra en el Hospital Central de la Cruz Roja, en Madrid, abrió consulta privada de Acupuntura y Geriatría en 1993.